martes, 9 de junio de 2009

Anden

Esperar el tren un domingo de invierno es hasta medio triste a veces, o sin sol, aunque haya sol. La gente tiene cara de domingo, las hamacas de la plaza suenan viejas, suenan frías, cansadas, con cadenas de domingo. Los árboles, sin embargo, están quietitos, ellos son más disimulados, quizás charlen entre ellos, pero como si fuera martes, o como si fuera octubre, no sé. Las familias no se sabe bien si van o vienen. Si almorzaron ravioles, milanesas. Si tomaron sopa o si ni comieron. Y el señor de sobretodo, tenía mucha cara de domingo. Toda. Enorme y fría. Como sin nietos. Como sin compañera. Como sin más café. Como sin sol en el pecho. Como sin él.