sábado, 19 de noviembre de 2011

En tres segundos

Apoyó los dos codos sobre la mesa, estiró el cuello hasta quedar a veinte centímetros de los ojos que tenía enfrente, llevaba una mirada segura, dulce, bien plantada:

- Quiero pasar el resto de mi vida con vos.

Se convenció. Al menos por ese rato, al menos en ese instante en que lo dijo y eso le pareció suficiente. Más aún cuando su frase le devolvió una sonrisa de los labios de la boca de debajo de los ojos que tenía enfrente.

Presentación formal de las dos más hermosas

miércoles, 2 de noviembre de 2011