martes, 7 de julio de 2009

paz


Y porque a veces,
la paz se come algunos bocados de ese humo espeso
que tapaba el pulmón.
Se come lo absurdo. Se trepa en silencio.
Distrae a las ansias furiosas que empapelan el infierno.

Y porque a veces, uno se acostumbra a que le falte el aire.
Se acostumbra a andar con los vidrios sucios,
buscando quizás no mirar para adentro.
Lamentando quizás no poder ver hacia fuera.
Buscando lo inerte.
Durmiendo en el llano.
Llorando lo falso.

Y entonces, a veces, se agita el deseo de lo reprimido,
se suelta la soga del lobo,
del nido, del vacío temido.

Y es que entonces,
sólo a veces,
se sabe que afuera está corriendo el río.
Se sabe que adentro está seco, está tibio.

Y a veces, entonces,
se sabe,
que secos,
morimos de frío.

No hay comentarios: