:: Lima y Limón ::

sábado, 2 de agosto de 2008

El día que mi silla se iluminó...

Y sí, uno se descuida por un instante y de pronto,
todas las miradas se hacen sustancia y nos invaden hasta los huesos,
el alma se desparrama y se hace viscosidad entre los dedos,
hasta volverse intangible, inalcanzable, imperdonable...


Un limón 23:06

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