
Todas las imágenes del encierro liberan sus gritos en el vacío.
Sobre un fuego descontrolado arden mis pupilas alambradas,
y mis párpados anudados chillan de dolor.
Quemándose por dentro, los recuerdos recuerdan lo olvidado,
olvidan el triunfo, triunfa la derrota,
y caen, mueren. Los recuerdos. El olvido. Lo pasado, lo irreal.
El presente se hace entonces ceniza efímera, intangible.
Vuela, se deshace,
me busca, se pierde,
se olvida.
Se ve.
La escucho,
la pierdo.
Se va.
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