jueves, 9 de abril de 2009
Pabellón
A nadie se le ocurriría tener al sol prisionero.
Dejaría de haber mundo.
Dejaría de haber sombras.
Dejaría de haber aire, voces, mimos, pasos sueltos.
Dejaría de haber luna...
Y a nadie se le ocurriría matar a la luna de tristeza.
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